El Castillo de Thun, una joya arquitectónica con mucha historia en el Non Valley

Castillo de Thun visto desde el sur

11 Noviembre 2019, 13:00

Uno de los destinos más bellos para una escapada de fin de semana o unas vacaciones cortas en otoño es Trentino-Alto Adige. Trento y Bolzano se encuentran entre las ciudades más verdes de Italia y en el Non Valley hay un castillo que vale la pena visitar, se trata del Casitillo de Thun. Vamos a visitarlo juntos.

Para aquellos que se preguntaban si el castillo de Thun tiene algo que ver con los famosos ángeles de Navidad, la respuesta es sí. De hecho, desde 1267, el castillo ha sido el hogar de la familia de la que descienden el conde Otmar y la condesa Lene Thun. En 1950, fundaron la famosa fábrica de cerámica en Bolzano, transformando una pasión de aficionados en un negocio real que genera más de 170 millones de euros al año. De hecho, para modelar el rostro de los ángeles, Lene toma como inspiración la imagen de sus hijos dormidos. Desde 1978, Peter Thun dirige la compañía, que se ha internacionalizado, mientras que desde 2013 la tercera generación de la familia se ha abierto camino con Simon Thun, hijo de Peter y jefe de producción.

Sin embargo, la familia se llama Thun solo desde 1926, cuando la rama bohemia se hizo cargo del castillo. Unos 700 años antes, Varimberto di Tono era el primer dueño de la casa que se encuentra en el municipio del bajo Non Valley, todavía llamado Ton.

El edificio tiene un carácter civil-militar y superpone varios estilos, tanto en términos de arquitectura como de mobiliario, que se sucedieron desde la Edad Media hasta la década de 1930, combinando características elegantes con líneas austeras y esenciales.

Tras atravesar el puente levadizo, y después de haber cruzado la Puerta de España, una entrada soportada por 18 columnas permite acceder al patio utilizado para proteger los cañones de la lluvia y la nieve. De aquí se llega a la parte antigua del castillo, el palacio baronial, desde el cual un camino conduce a la planta baja con una encantadora y antigua cocina perfectamente conservada. Continúa hacia los pisos superiores y las habitaciones señoriales con sus típicas estufas de azulejos, necesarias en un lugar tan frío. El mobiliario abarca desde las ricas marquesinas y los artesonados hasta las mesas con incrustaciones y los muebles ligeros y esbeltos de las plantas superiores, creando una especie de guión gráfico que hace que el visitante recorra siglos de acontecimientos de la familia.